Latido

Sutil y desconcertante, el primer impulso sorprende cuando la ausencia inesperada, la despedida abrupta y la muerte casi siempre absurda, revelan el silencio o la soledad más íntima. En ese instante, la vida puja por otros lados con la misma fuerza irreverente y caprichosa.

Partidas y llegadas perdurables de cuerpos que cruzan sus propios límites, costumbres y urgencias. Cada quien a su aire, a su ritmo y a su antojo. Cada quien en los mismos rumbos que atraviesan los pasos y los relatos que vivimos y compartimos.

No importan los tiempos o los destinos. Unos sobre los otros, con los otros, contra los otros. En el mismo tiempo o en otros que no corren con igual prisa en espacios que nos desnudan, como las calles, los mercados, la plaza.

Ámbitos públicos donde lo íntimo y personal se desvanece, se hace imagen vulnerable a los afectos o a los reclamos de otras vidas que van y vienen, se cruzan y fecundan; a pesar del ordenamiento, la desidia, los temores, los resentimientos, la incertidumbre y los deseos.

Espacios y tiempos que desarman nuestras mascaradas, conquistas e ilusiones pasajeras; porque al final de cada encuentro la soledad se hace presente como manto o refugio, como parapeto o simulacro, como destino irrevocable.

La soledad como envión necesario, incontrolable, para volver una y otra vez a la marcha, la contienda, el jolgorio que alivia, como la brisa, de tantos dolores y desencuentros.

Entre esos cruces emergen con sus latidos la vida y el drama que la registra. Laten las tensiones urgentes para seguir adelante y alimentar relatos y sentimientos vividos intensamente o acomodados en la más celosa de nuestras memorias.

Así también brotan conflictos y alumbramientos para revestir de luces y opacidades nuestras vivencias.

Por eso, el último también puede ser el primer latido. La vida y la muerte como variaciones, fragmentos y recurrencias.

Nada termina definitivamente. Todo vuelve, permanece, emerge, resiste, cambia, renace.

Idea original, dirección y coreografías: Lizt Alfonso

Música: César López

Asesoría dramatúrgica: Eberto García

Diseño de escenografía: Juan Carlos Coello

Diseño de luces: Alejandra Escobedo

Diseño de vestuario: Yanelys Pérez

Diseño de sonido: Armando G. Sin

Diseño de maquillaje: Pavel Marrero

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